sábado, 22 de enero de 2011

El reflejo en un espejo

                                                                        Para J.B.

“Quand tu regarderas le ciel, la nuit, puisque j’habiterai
 dans l’une d’elles, puisque je rirai dans l’une d’elles, alors
 ce sera pour toi comme si riaient toutes les étoiles. Tu
 auras, toi, des étoiles qui savent rire!”
(Cap. XXVI, Le Petit Prince)

Contorneadas líneas que limitan los oscuros tesoros.
Tesoros que brotan de las profundidades con luz propia,
y destellan tras un suave telón protector.
Inquietud que brilla en el tesoro,
pregunta que persigue una respuesta.
Arqueadas líneas que figuran un albo tesoro,
que es el reflejo de un sentir en silencio.
Puntos por los que fuga la perfecta curvatura,
encargada de suscitar el sentir a flor de piel.
Líneas que con audaz engaño distraen la atención del blanco tesoro,
para que no se opaque en un apresurado surgir.
Dos líneas que en descenso se buscan unir
para trazar el contorno de un paisaje único.
Paisaje marcado por los puntos de la infancia,
como aquel paisaje marcado por marrones vegetales.
Espacio infinito delineado por la belleza,
que irradia luz en forma tenue;
que enciende su mayor esplendor
ante los ojos ciegos de un errante caminar.
Los ojos ciegos que se ven encandilados
ante tal destello, que de a poco se les acerca.
Ya no saben si huir a lejanas tierras,
si seguir mar adentro, y encontrar un fondo de sirenas cantantes;
o esperar que ése mar, de rizadas olas,
les devele la felicidad de una armonía hecha música.

domingo, 16 de enero de 2011

Destello de presente

El momento pasó, quedó la sonrisa y el dulce sabor de eso que fue. Sin embargo, la resbaladiza Pandora posó su encanto sobre el momento y sobre lo que quedó. Cuántos momentos pasarán hasta que esta diosa rompa los juegos de espacio y tiempo, y permita un nuevo instante de sonrisas y la dulce tensión de una armonía cósmica.
Un inolvidable recuerdo de futuro pasado. Un destello de presente ante los ojos ciegos de un caminante errante de este juego llamado vida; donde las reglas las pone esta voluntad ciega que pretende encontrarse a sí misma.