miércoles, 22 de julio de 2009

ESCRIBIR EL MOMENTO

Era tarde. No sé bien a qué hora era. Pero él estaba sentado escribiendo, o por lo menos intentando hacerlo. Fue muy raro no había nada de qué escribir. Pero él estaba convencido de que tenía que escribirlo. Su misión era escribir el momento.
No tenía idea de qué momento debía escribir. ¿Será del momento actual o del de ayer? Miles de ideas se le pasaban por la cabeza, pero una era recurrente. Tal vez ése es el momento que tiene que escribir, o tal vez el momento que le seguía a ese momento que revoloteaba en su cabeza. De a poco se dejó llevar por esta idea… Ya no tenía motivo ni fundamentos para huir de ella, simplemente debía dejarse llevar por ella. Pero esto le resultaba doloroso, perdón quise decir, el creía que esto le iba a producir dolor.
De a poco fue abandonando la idea de tener que escribir un momento o una idea. De a poco fue retomando la cordura y la decencia. Pero, ¿qué idea era ésta? Él nunca pudo saberlo, aunque lo sabía en ése momento, justo en el momento en que comenzaba a saber que tenía que escribir esta idea.